Imaginaros una boda en plena Dehesa Extremeña… combinando a la perfección la elegancia y el encanto de una época pasada con la sensibilidad moderna de hoy en día, dando como resultado un escenario que recuerda a la película más romántica. Esto es exactamente lo que tuve el privilegio de capturar en la boda de Ricky y Bea.
La novia, Bea, resplandeciente con su vestido de encaje, era la personificación de la elegancia. Su radiante sonrisa y el brillo de sus ojos transmitían pura alegría, El novio, Ricky, con su traje a medida, irradiaba sofisticación. Su amor era palpable, cada mirada y cada caricia decían mucho de su profunda conexión.
Cada elemento se había elegido con mucho mimo para realzar el ambiente del día y contribuir a la creación de un entorno mágico. Adopte mi estilo cinematográfico, de momentos sinceros, de una forma elegante y ese toque editorial… y dejé que su historia de amor se desarrollara de un modo inolvidable. Recordar, un fotógrafo no es sólo un documentalista que os da imágenes de ese día; es un artista capaz de transformar vuestro día especial en una verdadera obra maestra que perdure en el tiempo.